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Es, en cuaquier caso la innovación es consustancial a la naturaleza humana, innovamos porque está en nuestra programación genética. Tanto es así que hace tiempo que se investiga en vehículos autónomos (yo estoy en la lista de espera) y se acaba de publicar que la Freie Universität de Berlín acaba de presentar un prototipo exitoso y que supera las capacidades de un conductor humano... Para los que hemos tomado un taxi en cuidades con Istambul, El Cairo, o incluso en Madrid, Sevilla o Barcelona, esto no es sorprendente: en muchos casos hubiésemos preferido ser conducidos por un autómata.
El problema del invento es el de siempre: la automatización destruye sectores intensivos en mano de obra. Muchos trabajadores poco cualificados, al hacerse con una indemnización compraban una licencia de taxi y a vivir. La automatización cambiará completamente las reglas del juego: una vez más... Y esa es, la cruda realidad.
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