La huelga no es ya un derecho, es una obligación.
El trabajo no es ya un derecho, es una falta de sentido de común y además una soberana insolaridad para con los demás.
La democracia sin duda es sólo para los débiles (de espíritu pero sobre todo para los débiles físicos, pobres indefensos e ingenuos), los poderosos en cambio no la necesitan, ellos siempre tienen la verdad y quien diga lo contrario... pues se le abre la cabeza mientras amablemente se le informa de sus derechos, no como esos democráticos, solidarios y respetuosos piquetes informativos en días de huelga como este glorioso 29 de septiembre de 2010.
Lo realmente importante es salir en la tele, ¿a quién le importa otra cosa? Con tal de disfrutar de unos minutos de share si hay que cortar la calle, romper cristales, hacer pintadas, pegar tortas y forzar a todo hijo de vecino a pensar como uno mismo (i.e. como un vándalo sin escrúpulos), pues se hace. Corolario: "Yo quiero ejercer mi derecho a trabajar" quiere en realidad decir que soy un inconsciente, un estúpido y además un no-solidario. Ante alguien así lo mejor es convencerle a palos como hacia el presidente de La Comunidad con Carmen Maura (gran película donde las haya).
Sindicatos: la huelga ha sido un rotundo éxito. El gobierno: Un rotundo éxito, la huelga no ha sido, vamos muy poca cosa... ¿Algo falla o es que soy un zoquete?
Sí... debo serlo...
A no..., que hoy en día lo importante no es hacer sino decir..., ¡menudo lapsus!
¿Estamos ante un paripé que efectivamente nos costará a los españoles un riñón o realmente se trata de una acción meditada y bien ejectuda que nos reportará beneficios inimaginables? ¿Es el efecto de una riña de enamorados o el de enamorados de la riña? ¿Los sindicatos velan por los trabajadores o más bien velan por mantener su porción de poder indiscutible y absoluto? ¿Se preocupan por el país o por ellos mismos...?
¡Qué preguntas..., pero si todo el mundo ya lo sabe...!
Todo el mundo tiene derechos, oiga, que eso era antes...
Vamos a proponer ahora una huelga de vacas:
¿Y los pollos? ¡Que se jodan, que hay muchos!
En fin... lo que sin duda no es una mentira gorda es que en esta nuestra sociedad hemos perdido el valor más importante de todos, el respeto, por uno mismo y sobre todo por los demás. Y sin respeto una sociedad no funciona... ¡qué miedo!
Y me temo que eso es... la cruda realidad.
